Aunque el valor catastral es sólo una referencia, su subida tiene un impacto en los tributos de la vivienda y, sobre todo, en el impuesto de bienes inmuebles (IBI), cuya gestión tributaria corresponde a los Ayuntamientos y del que constituye su base imponible.
En el catastro actualmente se cuentan 33,4 millones de inmuebles urbanos y 21 millones de titulares. El valor catastral total, incluyendo las fincas de rústica, alcanza los 1,45 billones de euros.